El 14,6% del territorio nacional está en emergencia por escasez de agua y el 27,4% en alerta

Los agricultores piden aplicar nuevos sistemas de regadío en España para paliar los estragos de la sequía

El portavoz de UPA, Diego Juste, trasladó a este medio la importancia de reducir el alto consumo de agua e invertir más en las nuevas tecnologías de regadío para combatir la sequía.
Los agricultores piden aplicar nuevos sistemas de regadío en España para paliar los estragos de la sequía

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, presentó ante el Consejo de Ministros el Informe sobre la Gestión de la Sequìa en el año 2023. Según sus datos, el 14,6% del territorio nacional está en emergencia por escasez de agua y el 27,4% en alerta. Los agricultores, que afrontan todos estos problemas sumados a los sobrecostes, consideran que “la transición tecnológica en los regadíos es necesaria para poder hacer frente a la falta de lluvias”, ya que “la inversión que se está realizando no es suficiente para paliar la escasez de agua”, aumentada por la “necesidad de hacer un mejor consumo de la misma frente al cambio climático”.

Los datos del ministerio corroboran las dificultades que deben afrontar los agricultores con el consumo de agua. Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, “la reserva de los embalses ha disminuido considerablemente en los últimos diez años”.  La precipitación media global “se sitúa un 17,1% por debajo del valor normal con respecto a los mismos meses del período 1991-2020”. Los datos muestran que “la reserva hídrica española se encuentra al 37% de su capacidad” con “las cuentas del Guadalquivir (19,1%) y las internas de Cataluña (23,3%) en la situación más grave”; si bien “la DANA (...) ha servido para recuperar cierto volumen de almacenamiento", no ha solucionado "los problemas existentes”. 

En palabras del portavoz de UPA, Diego Juste, los agricultores "ven el problema del agua con enorme preocupación, las sequías cada vez son más graves, más frecuentes. Llevamos prácticamente una década sufriendo la escasez hídrica”.

Según Juste, “los agricultores van solventando la situación según el tipo de cultivo y la zona, pero, en general, la perspectiva es muy preocupante”. El portavoz trasladó a este medio que ven el cambio climático como una realidad cada vez más patente en el campo y les “inquieta la, aún, baja inversión por parte de las autoridades a nivel nacional e internacional; el compromiso en la lucha contra el cambio climático debería ser prioritaria a nivel global, si bien en Europa parece que ahora estamos cogiendo la batalla con más fuerza”. 

El sector agrícola sufre pérdidas irreversibles tras la sequía del último año

COAG publicó este año, en el mes de abril, el informe de situación acerca del impacto de la sequía en el sector agrario del país, donde señaló que el 60% del campo español ​estaba afectado por la falta de agua, con “pérdidas irreversibles en más de 3,5 millones de hectáreas de cereales de secano”. Según este informe, la cuenca andaluza “es la de peor situación”, con sus 48 embalses “al 25,7% de su capacidad”, lo que se traduce en “un 10,8% menos que hace un año”. 

Además, desde COAG apuntaron que, por quinto año consecutivo “las aportaciones a los embalses recibidas durante el año hidrológico no han permitido recuperar el volumen que se desembalsa durante la campaña de regadío”, comparando la situación con la sequía del 95. Y en cuanto a los cultivos de regadío, previnieron “restricciones del 80%”, con “un 25% de las mismas ya establecidas en todas las cuencas”.

Los datos se esclarecen ante los problemas en el consumo de agua si se añade que, tal y como informan diversos medios, como La Sexta, El Economista o el blog de la empresa de agricultura Agbar, alrededor del 80% del consumo que se hace del agua en nuestro país proviene del sector de la agricultura

Los agricultores reclaman la importancia de disminuir el uso del agua y una mayor tecnología para hacer frente 

Según trasladó a este medio UPA, la necesidad de reducir el consumo de recursos hídricos es inminente en la lucha contra el cambio climático, y tanto para ello, como para “hacer frente a la sequía”, es necesario “una mayor inversión tecnológica de la que se viene haciendo".  

En palabras de Juste “se exige a los sectores productivos una reducción de emisiones cuyos requisitos son, muchas veces, complicados de alcanzar y con difícil solución a corto plazo, con lo cual vemos que es una situación de complejidad que debe de abordarse desde diferentes ámbitos”. Los agricultores “consideran que las claves tienen que ser inversiones en tecnologías, que permitan producir más con menos, como sería modernizar todas las comunidades de riego en España”. 

Además, desde UPA, consideraron la importancia de que la inversión sea “pública, tanto a nivel autonómico, como central; e inversión privada y europea, para poder aplicar la tecnología de regadíos correspondiente, ya que la cantidad de agua que se emplea para producir requiere de su reducción enormemente”. 

Los agricultores son conscientes de que “la modernización del regadío es una de las principales partidas del Ministerio de Agricultura a nivel nacional, pero de momento no es suficiente”. Aunque, recientemente, se publicó el BOE con las ayudas del PERTE, que, “supondrá una inyección de dinero”, la realidad en el día a día agrícola es que “haría falta mucho más para hacer frente a la situación actual”. De hecho, “proporcionalmente, harían falta miles de millones al año, más de lo que se invierte, por todo lo que arrastramos".

La principal estrategia pasa por llevar los nuevos sistemas de regadío a todas las comunidades de regantes

Juste refiere a la necesidad de una mayor transformación del sector a través de “aquellas tecnologías que permiten modernizar el riego, es decir, reducir la necesidad de agua para producir cultivos”. Éstas, “ya se están aplicando en zonas de España con gran éxito, pero lo ideal sería poder extenderlas a todas las comunidades de regantes del país. La tecnología digital aplicada a las comunidades de regantes, el uso de drones, de sensores de humedad, de riego por goteo…, permiten aprovechar mejor el agua de la que se dispone y reducir su consumo. Es crucial porque se puede utilizar un tercio de la cantidad de agua usada para producir la misma cantidad de un producto, con efectividad”. 

Entre las principales alternativas por las que los agricultores continúan luchando, Juste enfatizó “promover diferentes fuentes de origen del agua, por ejemplo, por medio de la desalación; buscar la modernización de todas las infraestructuras para que no haya pérdidas; aumentar el control de los fraudes y actividades ilegales, como los pozos ilegales, reforzando que no se haga un mal uso; y ampliar la inversión en investigación”. 

En ese sentido, la búsqueda de tipos de cultivos de ciclo más corto, son, en palabras de Juste, un reclamo importante “ya que requieren menor cantidad de agua”; se trata de “nuevas variedades que requieren menos agua y menos tiempo para desarrollarse”. Actualmente, “hay muchos centros de investigación haciendo ensayos en campo con la colaboración de agricultores, para encontrar esas variedades de ciclo más corto”, lo que se presenta “como una gran alternativa de futuro”.

Los agricultores, según detalló el portavoz de UPA, “reivindicamos todos estos temas en todas las confederaciones hidrográficas, en todas las comunidades autónomas, en todos los foros, con el Comité Asesor Agrario; en todas partes”. “Trasladamos continuamente estas demandas”, y que "se lleven los nuevos sistemas de regadío al mayor número de zonas”.

Como punto positivo, destacaron que “al menos, los fondos han ido creciendo año tras año, tras los recortes de la anterior crisis”. Si bien son conscientes de que “no es algo que vaya a arreglarse de un año para otro", es "una cuestión de ir abordándolo, y la solución no pasa por un menor regadío, sino por un mejor regadío”. De momento, “parece que septiembre ha comenzado bien, eso ya es una buena noticia, pero es muy pronto. Como dicen los expertos, los embalses no se están llenando; el suelo está cogiendo agua, que estaba muy seco, pero tienen que llenarse los acuíferos todavía. Lo que dice la AEMET es que hay probabilidad de que este sea un otoño húmedo. Nosotros, así lo esperamos”. 

Que la sequía “ha afectado gravemente a la producción del año pasado y a la de este año, como está pasando con el aceite de oliva, con los frutos secos, los cereales o el vino” es un hecho, “con importantes bajadas de producción” apuntó Juste.

Esto provoca que, “aunque la ley de oferta y demanda no sea perfecta, haya un encarecimiento del producto, sumado en este caso a la guerra de Ucrania y el consecuente incremento de los costes de producción. Si se produce, por ejemplo, una reducción del 40% del cereal, al final vamos a tener que importar más cereal de otros países y el precio va a subir; en el caso del aceite de oliva, vemos que está habiendo un déficit del aceite de oliva y eso contribuye a que se disparen los precios. Evidentemente, en las subidas de precios en los alimentos influyen otros factores, pero desde luego, que haya cosechas cortas no es bueno para que los precios se mantengan en unos niveles razonables”, concluyó el portavoz de UPA.