Autónomas y emprendedoras: cuatro historias de mujeres líderes que destacan en el ámbito empresarial
El papel de la mujer en el tejido productivo español está cada vez más presente. El número de mujeres trabajadoras sigue aumentando, y cada vez son más las mujeres que se lanzan a la aventura de emprender. Según el informe elaborado por la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) con motivo del Día Internacional de la Mujer, 2022 fue un año de fuerte incremento en el número de nuevas afiliadas al RETA.
En total, la mujer autónoma sumó durante el pasado año 7.828 cotizantes más, frente al descenso de 9.022 cotizantes registrado por los hombres. Estos datos hacen que, poco a poco, se vaya cerrando la brecha de género en el colectivo.
Sin embargo, si emprender ya lleva implícitas una serie de dificultades, emprender siendo mujer puede suponer, en ocasiones, enfrentarse a complicaciones añadidas. Conciliación familiar, maternidad, desigualdad, financiación o falta de oportunidades son algunas de las trabas contra las que han tenido que luchar una gran parte de las mujeres autónomas del país. Estas son cuatro historias de emprendimiento femenino contadas por las mujeres que las hicieron realidad.
Christel Alcaide, cofundadora de Fisiohm
Hace más de una década, la madrileña Christel Alcaide tomó la decisión de emprender en el sector de la fisioterapia, algo para lo que llevaba preparándose durante años. Tras estudiar dicha carrera, especializarse en tratamiento de suelo pélvico y estar durante varios años trabajando y formándose en hospitales de Francia y Bélgica, volvió a España, donde empezó a trabajar como fisioterapeuta en la única clínica privada especializada en suelo pélvico de Madrid.
En 2011, cuando tenía 29 años, decidió lanzar Fisiohm, un centro de fisioterapia especializado en Pilates, suelo pélvico y embarazo que, en palabras de la emprendedora, “nació con el objetivo de utilizar los conocimientos adquiridos en el extranjero para promover la salud y el bienestar y mejorar la calidad de vida de los pacientes”.
“Decidí lanzarme porque, a pesar de ser joven, había probado muchos trabajos como asalariada y no terminaba de convencerme ese sistema. Tenía muchas ganas de aplicar todo lo que había aprendido fuera de España y supongo que emprender y no depender de ningún jefe que me dijera lo que tenía que hacer era la mejor manera”, explicó Alcaide.
Según la emprendedora, el secreto de su éxito es la combinación de profesionalidad y buen rollo. “Hemos creado un equipo muy competente y estamos en constante formación. Eso se nota mucho. En una ciudad como Madrid hay cada vez más competencia. Actualmente, gracias a las redes sociales y al fácil acceso a la información, el suelo pélvico y el Pilates son cada vez más populares y se van abriendo muchas clínicas dedicadas a esas disciplinas, pero eso no nos asusta, al contrario, pensamos que es importante que se haga visible y nos anima a seguir trabajando duro”, destacó la emprendedora.
Sin embargo, según explicó, los primeros pasos no fueron sencillos, y más teniendo en cuenta la situación económica que atravesaba el tejido empresarial español en aquella época. “Jamás me imaginé la cantidad de papeleo y de gestiones que había que hacer para montar un negocio. Teníamos falta de fondos, no encontramos ayudas económicas por ningún lado y los bancos sólo nos ponían trabas. Tuve que pedir a mis padres que nos avalaran con sus bienes para poder pedir un préstamo. Aquello me revolvía las tripas, pero no encontré mejor solución. Era una época difícil para iniciar un proyecto sin ser nadie”, explicó.
Durante su emprendimiento, Christel Alcaide tuvo que enfrentarse a una serie de retos añadidos como consecuencia de ser mujer. “Lo cierto es que al principio agradecí muchísimo el hecho de tener un socio hombre, porque lidiar con ciertos colectivos -reformistas, proveedores, médicos- no fue fácil para mí. Notaba bastante diferencia de trato si iba yo sola a las reuniones o si íbamos los dos juntos. Hoy en día tengo mucha más confianza en mí misma y mucha más experiencia, y ya no me encuentro con esas dificultades”, destacó.
La conciliación familiar, indudablemente, va también ligada a la figura de la mujer emprendedora. Según su experiencia, este es un factor que sí es más complicado para el sexo femenino. “Emprender significa dedicarle muchísimo tiempo a tu proyecto, tiempo que le restas a tu vida personal y familiar. Yo personalmente no me planteé la posibilidad de ser madre hasta hace bien poco, no veía cómo hacerlo. Ahora que Fisiohm ya está asentado y tengo un equipo que me secunda, estoy por fin más relajada y veo mucho más posible el conciliar. De hecho, estoy embarazada de seis meses.
Julia Palazón, cofundadora de Wartrend
La ilicitana Julia Palazón arrancó su trayectoria profesional hace unos años de la mano de las Redes Sociales. Tras cosechar el éxito en TikTok, esta joven de 21 años, decidió emprender en el sector de la moda y lanzar su propia marca de ropa: Wartrend.
“Hace unos cinco años empecé a darle vueltas a la idea de crear una marca de algo que estuviera relacionado con la moda. Sin embargo, no tenía los recursos para llevarlo a cabo. Un año después del comienzo de la pandemia, mis padres nos propusieron a mi hermana Andrea y a mí crear una marca de ropa. Ellos ya habían emprendido en otro momento, así que juntamos ese espíritu emprendedor, los conocimientos de moda de nuestro primo Mike, nuestra pasión por este mundo y nuestra forma de pensar para darle forma al proyecto. Es entonces cuando surgió Wartrend”, explicó la emprendedora.
El principal objetivo de Wartrend, explicó Palazón, es “que cada persona vista nuestras prendas con su “toque” personal -de ahí la versatilidad de las prendas-, y además de forma cómoda, motivo por el que son prendas oversize y con unos tejidos concretos.
Sin embargo, tal y como explicó, la moda es un sector muy explotado y en el que hay mucha competencia, algo que, en la práctica, señaló, ha hecho que se encuentren con una serie de dificultades.
“Mis padres siempre han sido muy emprendedores y ya tenían una empresa anteriormente, por lo que sabíamos a todas las complicaciones que nos enfrentábamos con un emprendimiento. Lo que no sabíamos era que el sector de la moda fuera tan complicado”, destacó Julia Palazón.
Competir con marcas grandes es uno de los principales retos a los que ha tenido que enfrentarse la emprendedora, ya no solo en el mercado, sino también en el momento de la fabricación. “Otra de las dificultades era encontrar una fabricación en España acorde a lo que necesitábamos. Al final, a nadie le interesa que produzcas en la misma fábrica en la que lo hacen ellos o que tengas los mismos proveedores, porque serías “competencia”. Las recomendaciones también han sido muy limitadas y el ensayo y error ha alargado el proceso, lo que ha supuesto también más inversión”, explicó.
Por suerte, añadió, por el momento no ha tenido que lidiar con retos añadidos por el hecho de ser mujer, joven y emprendedora. “Por suerte, a día de hoy, no he encontrado ninguna barrera que me diferencie por el hecho de ser mujer, y ojalá que, en un futuro, continúe siendo así. Mis padres siempre han luchado porque mi hermana y yo nos sintamos con los mismos derechos y oportunidades que todo el mundo. Que nosotras lo tengamos claro es el primer paso para reivindicar aquello que nos merecemos”, concluyó la emprendedora.
Carmen Pina, creadora de contenido y coaching para empresas
Con tan solo 16 años, la madrileña Carmen Pina tuvo claro que quería ser emprendedora. Su primera idea de negocio nació en Rumanía, país en el que vivía su padre, tras detectar que allí había una necesidad de gimnasios low cost. Sin embargo, su proyecto nunca llegó a ver la luz, ya que en ese momento no era el lugar donde tenía que estar. “Fui de reunión en reunión hablando con proveedores de máquinas de gimnasio, con locales, etcétera, pero finalmente tuve que echarme para atrás, porque ese proyecto suponía mi traslado y, en ese momento de mi vida no me veía viviendo en Rumanía”.
Poco tiempo después, cuando cumplió la veintena, su ADN emprendedor volvió a asomar, esta vez para poner en marcha una idea de negocio. “Tras estudiar nutrición y dietética, decidí emprender un negocio de nutrición, donde llevaba tanto la alimentación como las rutinas de deporte de mis clientes. Estuve al mando de este negocio durante tres años, hasta que conocí a mi pareja y empezamos a hacer negocios juntos”.
“Mi primer emprendimiento, en 2019, surgió durante un viaje en Marruecos. A través de Redes Sociales me propusieron emprender un negocio de nutrición. Creí que ese negocio me podía ir muy bien, no sólo por mis estudios, sino también por mi propia experiencia con la anorexia, así que decidí empezarlo. En ese momento, yo ya compartía en Redes Sociales cosas de nutrición y deporte, porque para mí era una forma de ayudarme a mí misma, e iba mostrando cómo iba progresando y superando la enfermedad”, explicó la emprendedora.
Actualmente, con 25 años, Carmen Pina cuenta con varios negocios a sus espaldas, como la gestión de contenido en Redes Sociales para empresas y particulares, así como con proyectos que están a punto de ver la luz. Uno de ellos, explicó, es recorrer Europa en caravana para ayudar en orfanatos.
“Siempre que he emprendido un negocio, mi mayor motivación ha sido poder vivir la vida que yo quiero, y no la vida que cualquier jefe o jefa quiere para mí. Al final, cuando trabajas para otra persona, tus vacaciones dependen de cuando puedas pedirte días o del número de días que te den en tu empresa, tu salario depende de cuánto te quieran pagar, etcétera. Siempre he sido una persona con mucha ambición, y soy capaz de trabajar 20 horas si hace falta para conseguir la vida de mis sueños, por eso siempre he tenido claro que quiero ser empresaria y no un trabajador más”, destacó Carmen Pina.
Según la experiencia de esta emprendedora, ser mujer implicó una serie de dificultades añadidas durante su aventura de emprender. “La verdad es que he tenido mucha suerte con mis emprendimientos en general, pero sí es cierto que a la hora de hablar con directores de empresas para cerrar la gestión de sus redes sociales, el hecho de ser mujer sí creo que les pudo frenar a la hora de contratarnos, excepto cuando era una mujer la directora, que ahí siempre era algo a nuestro favor”, señaló.
“Otra dificultad que sí que me he encontrado por ser mujer, es que ciertos hombres intentaron coquetear conmigo cuando intentaba hacer negocios con ellos. Muchos se creen que todo se puede comprar. Siento que si eres mujer te tienes que hacer respetar mucho más que si eres un hombre”, concluyó.
Cristina Rellán, fundadora de Wellness On Demand
Cristina Rellán, natural de Ponferrada, emprendió hace años Wellness On Demand, una empresa de la que emanan dos proyectos. Por un lado, WEWILL, dirigido al bienestar corporativo, donde se ofrecen servicios y programas -pilates, yoga, fisioterapia, etc.- “creando espacios de trabajo saludables, productivos y con un ambiente óptimo”.
Por otro lado, LIFEFUL, que consiste en una plataforma oline que ofrece tratamientos faciales y corporales con cosmética avanzada Natura Bissé a domicilio. “Es un proyecto que va en un 80% dirigido a las mujeres, ya que queremos que ninguna renuncie a tener su momento. Les llevamos el spa a casa”, señaló.
Ambos proyectos, destacó, nacen “con la firme idea de facilitar la vida a las personas, de cuidarlas, mimarlas y brindarles un tiempo para ellas mismas. Creo que la combinación entre salud, bienestar y belleza nos lleva a un estado pleno que hace que todas las demás tareas cotidianas sean más fáciles de llevar a cabo”, destacó Rellán.
“La idea de digitalizar los servicios que impartía en mi clínica surge en el año 2019, y justo ese mismo año me quedo embarazada. Al llegar la pandemia y tener que cerrar mi clínica después de cinco años, la idea se hace más fuerte. En este tiempo empecé a darle vueltas y a investigar modelos de negocio digitales de este tipo en otros países y comprender cómo funcionan. Durante 2020 se empezó a desarrollar la plataforma, pero no fue hasta el 2021 que lo echamos a andar, ya que justo había sido madre”, explicó la emprendedora.
Para Cristina Rellán emprender este proyecto fue una decisión complicada, sobre todo debido al contexto histórico que se estaba viviendo en todas partes del mundo y debido a la maternidad. “Desprenderme de mi primer negocio me costó bastante, y, además, la inversión de tiempo, energía y dinero te consume”, añadió.
“Durante el proceso de desarrollo y lanzamiento tuve que conciliar vida personal y maternidad con vida laboral y eso fue duro. Como madre primeriza mi cabeza estaba más en mi hijo que en otra cosa, no tenía energía ni para pensar ni para trabajar. Ahora tiene dos añitos y va a la guardería. Esas horas hay que exprimirlas al máximo, y me siento más productiva”, señaló.
En este contexto, la emprendedora explicó que, aunque no se ha encontrado con dificultades añadidas por el hecho de ser mujer, sí que sigue siendo difícil la conciliación. “El trabajo y la maternidad a veces se hacen cuesta arriba, y necesitas tener cuatro manos para llegar a todo”.
“Creo que las mujeres estamos más pendientes del cuidado de los hijos y eso es un trabajazo, con lo cual tenemos luego menos energía y tiempo para emprender. Se debería valorar más la maternidad. Es duro y no tenemos tiempo a veces ni de digerirla. Tenemos que recuperarnos, cuidar y amamantar a un bebé. Es el trabajo más duro que he realizado en mi vida, y no está valorado como se debería”, concluyó.