Toyota Yaris Cross, el SUV campero de la gama que se conduce por la ciudad
Corría el año de 1994 cuando apareció en el mercado, de la mano de Toyota, un coche que se separaba bastante de lo que por aquel entonces se estilaba. Ellos lo llamaron Recreational Action Vehicle with 4 wheels drive (Vehículo Activo Recreativo con 4 ruedas motrices). Había nacido el RAV4. Un coche con un diseño raro, tres puertas y 3,69 metros de longitud -lo que mide un Fiat Panda 4X4- destinado a jóvenes activos. Habían nacido los SUVs compactos.
Toyota tiene mucho que enseñar sobre este tema como inventores del subsegmento SUV B y, para demostrarlo, tenía previsto lanzar en el cancelado salón de Ginebra su nuevo Yaris Cross, el hermano del Yaris con pinta más campera.
Es verdad que en este mismo campo han cosechado fracasos estrepitosos, como el Urban Cruiser. Con 3,93 metros de largo, era un amago de todo camino pequeño, o algo así como un turismo de carrocería elevada, o un monovolumen pequeño. El coche pasó sin pena ni gloria durante los años que estuvo en el mercado, penalizado por su estética discreta y su precio elevado. Pero de esos errores la marca también ha aprendido.
En este segmento -de los que más están creciendo en el mercado europeo- y con la intención de crecer en ventas en el continente, Toyota ha presentado el Yaris Cross, con una estética a caballo entre sus hermanos mayores, el CHR y el RAV4 actual. Depende desde donde lo mires, recuerda al uno o al otro.
Pequeño pero muy SUV
Será uno de los más pequeños del segmento, con apenas 4,18 metros de longitud (24 centímetros más que el Yaris) 1.76 de anchura (2 más que el Yaris) y 1,56 de altura (9 más que su hermano del asfalto), pero con un diseño muy de SUV, con grandes pasos de rueda trapezoidales en color negro, al estilo del RAV4, que marcan mucho su imagen, albergando unas grandes llantas de aleación de 18 pulgadas, que lo elevan del suelo y acentúan el concepto SUV.
El frontal, muy vertical, no recuerda en nada al Yaris convencional, más alto y marcando las formas con la estética bitono, pues mantiene el techo en negro. La parte trasera, no tiene nada que ver con su predecesor. Aquí sí encontramos el parecido muy marcado con el CHR, pues, visto desde atrás, parece una versión reducida del mismo, con formas muy angulosas, el paragolpes en negro, un gran portón del maletero y una luneta estrecha.
El interior, exceptuando la posición más elevada de los asientos, es calcado al del Yaris, destacando la pantalla central de 10 pulgadas, elevada sobre el salpicadero, y un cuadro de mandos con ligeras diferencias.
El aspecto más destacable es el maletero ya que las plazas y tamaños interiores son iguales. Pero esos centímetros de más logran ganar espacio de carga en un coche destinado a parejas jóvenes, gente con un estilo de vida activo y eminentemente urbanitas.
En el apartado de motor, ninguna novedad. Utiliza el mismo que el Yaris: un motor híbrido de 116 CV que combina un motor tricilíndrico atmosférico de 1,5 litros con un motor eléctrico de 59 kilovatios y que, según la marca, le permitirá circular en recorrido urbano hasta un 80 % del tiempo en modo eléctrico. Este sistema híbrido se ha mejorado mucho en los últimos años y la utilización de una batería de ion litio de nuevo desarrollo, hace pensar que son cifras muy reales.
Muy altos niveles de seguridad para el segmento B
Toyota no ha concretado los equipamientos del nuevo modelo, que, según se deduce de las declaraciones de la marca, debería ofrecer las mismas soluciones del Yaris. Si es así, contaríamos con frenada de emergencia en ciudad y reconocimiento de peatones, lectura de señales de tráfico, cambio automático de luces, asistente de mantenimiento de carril, control de velocidad activo y el novedoso airbag entre asientos delanteros para evitar que piloto y copiloto colisionen entre sí en un accidente. Todo lo cual se engloba en lo que Toyota llama Safety Sense. Un equipamiento de seguridad muy completo en un vehículo de este segmento, pero no una rareza dentro de la marca japonesa, que también lo ofrecerá en versiones de tracción total.
La apuesta de Toyota con este coche busca aumentar las cifras de venta en Europa, con la intención de distribuir 150.000 unidades durante el primer año de su comercialización, lo que, sumadas a las ventas del Yaris y Yaris GR, lo llevaría a representar el 33 % de las ventas de la firma japonesa en el viejo continente.
Aún sin precios definitivos, el nuevo Toyota Yaris Cross debería llegar a los concesionarios españoles al principio del año 2021 y, como muestra del mercado que pretende atacar, su producción de realizará en la planta que Toyota tiene en la ciudad francesa de Valenciennes, por si a alguien le quedaban duda de que es un coche para el mercado europeo.
Habrá que estar atentos a ese lanzamiento comercial, el de un coche muy interesante, con mucho que ofrecer a los que viven en las grandes ciudades pero desean esa estética tan a la moda de los SUVs urbanos.