Bcas ha ayudado ya a más de 1.400 personas, por un importe de siete millones de euros

Una startup adelanta a los estudiantes el coste de sus cursos tecnológicos a bajo interés

Bcas es una joven startup que adelanta a los estudiantes el coste de sus estudios en tecnología para que luego puedan devolverlo a través de una parte de su salario. Ya ha pagado los estudios de más de 1.400 jóvenes. 

 
 

 

 

Bcas es una startup que revoluciona la formación tecnológica mediante acuerdos de ingresos compartidos.
Bcas es una startup que revoluciona la formación tecnológica mediante acuerdos de ingresos compartidos.
Una startup adelanta a los estudiantes el coste de sus cursos tecnológicos a bajo interés

Bcas corre con los gastos de formación de los estudiantes que selecciona –no tanto en función de su fiabilidad económica, como de su futuro académico– y deja que estos le vuelvan el importe del máster o del curso efectuado, más un pequeño extra, a través de su sueldo, una vez que consiguen trabajo: mediante cuotas del 14% de su salario, y siempre que este se sitúe por encima de los 16.000 euros anuales.

Ese es su concepto actual. Pero, como todo emprendedor que se precie, los tres socios fundadores de Bcas comenzaron errando el tiro. Aunque nueve meses después corrigieron el rumbo, y hoy, casi dos años más tarde, pueden presumir de haber ayudado ya a más de 1.400 estudiantes con un total de casi siete millones de euros en operaciones de financiación para que pudiesen costearse una formación especializada. Un dinero que, con posterioridad, estos ex estudiantes comienzan a devolver a plazos a medida que van encontrando trabajo. Algo en lo que también les echa una mano la startup.

Y es que arrancaron la empresa en septiembre de 2021 con una idea algo distinta. Pues se centraba en adelantar a los alumnos las becas que el Ministerio de Educación concedía a todos aquellos que las tenían reconocidas, pero demoraba la entrega de dinero más allá del inicio del curso. La idea era que estos retornasen el importe de las mismas, una vez que cobrasen de la Administración, junto a un pequeño porcentaje añadido que sería su ganancia. Llegaron a prestar cerca de un millón de euros por este sistema.

“El caso es que la idea funcionaba, aunque teníamos un problema con la morosidad, y nos dimos cuenta además de que el proyecto no resultaba excesivamente escalable”, explicó Bosco González del Valle, cofundador de Bcas junto a Javier Ausín; a quienes se ha unido posteriormente un tercer emprendedor, madrileño como ellos, Manuel Avello. Hace casi un año, la pasada primavera, recibieron el espaldarazo del brazo inversor de Wayra, la aceleradora de Telefónica, con la que comparten oficinas.

El estudiante devuelve el coste de su curso mediante cuotas del 14% de su salario

El camino requería variar algo las coordenadas si deseaban llegar a buen puerto. Y así lo hicieron: observaron que, a pesar de existir una solicitud constante de talento por parte de los negocios, no se reducían significativamente las cifras del paro. Llegaron a la conclusión de que, por algún motivo, la oferta y la demanda no terminaban de casar. 

En parte, esto podía ser debido a que los estudiantes no estaban formados específicamente para los puestos reclamados por las empresas, en áreas como programación, inteligencia artificial, manejo de datos o ciberseguridad.

Por lo que pusieron en marcha un sistema de becas a base de financiación ISA, o income shared agreement, que en español se puede traducir como “acuerdo de ingresos compartidos”: una fórmula que permite a quien recibe un curso de formación no tener que pagarlo –más allá, tal vez, de una señal– hasta que haya encontrado un empleo estable. Un sistema que impera en Estados Unidos desde que se pusiese en marcha, a mediados del siglo pasado, pero sobre todo cuando, entrados ya los años 70, la prestigiosa Universidad de Yale lo incorporó a sus planes de estudios.

De izquierda a derecha, Javier Ausín, Bosco González del Valle y Manuel Avello.

Por fortuna para ellos –y para los estudiantes agradecidos, que no dejan de escribirles para recordárselo– no llegaron “a tirar todo por la borda. Pues tras el tropezón inicial ya teníamos escrita nuestra renuncia para enviársela a los inversores”, rememoran, junto al hecho de que uno de los estudiantes favorecidos con su ayuda “viajó de Asturias a Madrid sólo para agradecérnoslo y para explicarnos cómo le había cambiado la vida los estudios cursados”.

Ese es precisamente el concepto de negocio de Bcas, pues esta startup mantiene ofrece financiación a medida para dos centenares de cursos diferentes en algo más de 60 centros especializados en formación tecnológica; algunos de ellos, los más conocidos: 4Geeks Academy, Ironhack, The Power Business School, The Bridge o la propia Universidad Complutense de Madrid. A los que, en breve, sus responsables quieren añadir centros de formación profesional, para ayudar a estudiantes de FP mediante este mismo sistema de financiación. “Estamos centrados al cien por cien en la financiación flexible para la formación tecnológica, porque no está subvencionada por el Estado, a pesar de la enorme demanda actual”, comentó Bosco González del Valle.

Los responsables de esta startup ya piensan en el asalto a Europa, donde su idea es igualmente novedosa

Una vez puestas de acuerdo las partes, Bcas se hace cargo del coste de la formación del estudiante y abona al centro el importe del máster o del curso elegido por el alumno. A este le queda acudir a las clases, finalizarlo con éxito y encontrar trabajo, pues ha de hacer frente a la devolución del dinero adelantado. Aunque, eso sí, sólo cuando haya accedido al mercado laboral. “Para lo cual también nuestro Departamento de Talento se encarga de echarles una mano en la preparación de solicitudes, la visibilidad de ofertas adecuadas, etcétera”. La duración media de un curso suele estar entre los seis meses y el año, y su coste promedio ronda los 6.000 euros.

La devolución tiene lugar mediante cuotas del 14% de su salario, y siempre que este se sitúe por encima de los 16.000 euros anuales. Si por el motivo que sea pierde su puesto de trabajo, la devolución se interrumpe hasta que encuentre otro empleo. Y el porcentaje no varía, aunque la operación se demore en el tiempo. “No tenemos intereses de demora, aunque para evitar problemas posteriores, seleccionamos expedientes académicos razonablemente buenos; que tenga la nacionalidad que tenga el alumno, resida en España; que no aparezcan antecedentes en plataformas de morosidad, tipo Asnef; y una breve entrevista de aptitud”, afirmó Bosco González del Valle.

Para quien este método de financiación flexible busca “democratizar la educación. No tenemos nada que ver con los bancos al uso, pues a ellos sólo les mueve que haya un aval de por medio, que tengas ahorros o una nómina contra la que prestarte el dinero solicitado”. Es innovadora startup, que tiene una plantilla de 23 personas trabajando, inicia en breve un segundo tramo de inversión, y tiene como horizonte de rentabilidad el año 2025. Momento en el cual, sus creadores prevén el salto a otros países europeos donde la idea constituye igualmente una novedad.