Claves para tener éxito

Tengo una buena idea de negocio, ¿cómo empiezo?

Son muchas las personas a las que se les enciende la bombilla y dan con la idea de negocio que parece perfecta. Sin embargo, el desconocimiento sobre cómo hacerla realidad o el miedo a fracasar les frenan en su camino hacia la transformación de esa idea en un próspero negocio. Esto te puede ayudar a convertir un proyecto en una actividad de éxito.

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Tengo una buena idea de negocio, ¿cómo empiezo?

Una idea de negocio, una idea brillante y hasta innovadora comienza simplemente como una representación en la imaginación del futuro emprendedor. Tanto vale si ha encontrado un nuevo nicho en el mercado, como si es un buen profesional en un área concreta de actividad y se cree capaz de rentabilizar una buena cartera de clientes, como si quiere convertirse en emprendedor social o en generador de nuevas tecnologías. Todos empiezan desde un mismo punto: una idea.

Estas ideas deben tener una cuestión previa y otra posterior, ambas igualmente imprescindibles: es necesario que cubran alguna necesidad de sus potenciales clientes y deberían poder generar un beneficio. Sin embargo, hay demasiados potenciales emprendedores que desechan a diario buenas ideas que realmente podrían satisfacer alguna necesidad en el mercado y, por tanto, eran susceptibles de convertirse en dinero. El motivo es que el emprendimiento requiere cierto carácter, bastante disciplina, espíritu de sacrificio y capacidad de asumir riesgos, cualidades que no todo el mundo tiene o está dispuestos a asumir lo que lleva a muchos a decirse "tengo una buena idea pero no voy a ser capaz de llevarla a cabo por falta de empuje". Pero hay otros que entienden que sacar adelante una idea de negocio también es una aventura, no exenta de momentos de gran satisfacción pero tienen miedo al fracaso, lo que tampoco debería ser motivo para dejar una idea en el limbo de los nuevos negocios. Porque el verdadero emprendedor es el que ha aprendido de sus errores y ha sabido levantarse siempre.

Pero si se tiene una idea, el ánimo suficiente para llevarla a cabo y ausencia de miedos, puede que el problema esté en el desconocimiento sobre el camino a seguir para hacerla realidad. Esta es la traba más sencilla porque la senda está marcada. Estos son los mojones a seguir.

Tengo una idea de negocio, ¿qué hago ahora?

Una buena idea no es garantía de éxito. Antes de intentar llevarla a algún lado es conveniente conocer sus posibilidades. El emprendedor no ha de precipitarse ni dejarse llevar por una confianza desmesurada. De no seguir este consejo puede estrellarse antes de haber arrancado.

El primer paso es medir el posible alcance de esa idea. ¿Realmente puede haber alguna persona que pague por esto?. Es interesante pero ¿cubre alguna necesidad que no haya satisfecho ya otro producto.

Este es el momento de ser realista. Una idea de negocio tiene que ser rentable. Para saberlo, el primer paso es conocer el mercado y la posible competencia. Es posible que alguien ya esté haciendo lo que tú pretendes hacer y, si lo hacen, es necesario fijarse en cómo lo hacen, sus virtudes y sus defectos.

De la competencia también puedes descubrir si tu idea encaja en un hueco del mercado que no se ha cubierto aún. Lo contrario sería reconocer que ese mercado está ya saturado.

También puede darse la situación de que no exista un mercado para el producto o servicio que el emprendedor quiere lanzar. Es decir, que sea absolutamente innovador. Esto tiene una doble vertiente: pude que se haya dado en el clavo y se convierta en un éxito, o que realmente no exista mercado porque el producto o el servicio no cubra ninguna necesidad real de los clientes.

Es el momento de hacer un plan de negocio

Vale. Ya tenemos claro que nuestro producto y servicio cubre una necesidad, no tenemos excesiva competencia o podemos superarla porque lo hacemos mejor y, además, los clientes están dispuestos a pagar por ello. Ahora toca el diseño de un buen plan de negocio, que es posiblemente una de las fases más importantes del proceso de creación de un negocio.

Un autónomo debe desarrollar este plan en función de las características y necesidades del negocio que pretenden montar, prestando mayor atención a aquellas áreas que más les benefician.Por norma general, los expertos señalan que un plan de negocio debe contener los siguientes aspectos :

  • Estructura formal: Este apartado está destinado a detallar las funciones de los miembros del negocio o de los socios.
  • Descripción del proyecto y los objetivos: Se trata de definir exhaustivamente el producto o servicio que se pretende lanzar al mercado: qué soluciones ofrece, qué ventajas tiene o qué oportunidad de negocio hay en el mercado.
  • Planes: Es el momento de elaborar los planes necesarios para lanzar el producto o servicio al mercado:
  • Plan económico: cuánto dinero es necesario para poner en marcha el proyecto y cómo se pretende financiar.
  • Plan de marketing: qué mecanismos se van a utilizar para dar visibilidad al negocio.
  • Plan de recursos humanos: ¿es necesaria la contratación de personal?, si la respuesta es sí, el emprendedor debe plantearse qué cualidades deben tener los empleados y cuánto va a costar su contratación.
  • Análisis del mercado y de la empresa: En este apartado se pretende conocer cómo funciona el mercado en el que se desarrollará la actividad empresarial y las empresas que ya trabajan en él. Además, es el momento de recoger información sobre el área donde va a trabajar la empresa.
  • Situaciones: Se trata de plantear un plan de reacción ante una situación de éxito, o de fracaso. Aquí se pueden prever diferentes situaciones a las que pueda enfrentarse una empresa al cabo de un año de funcionamiento, y crear una estrategia para responder ante ellas.

¿Y de dónde saco el dinero para financiarlo?

Ya has demostrado que tu idea de negocio es rentable, ahora puede que necesites financiación. Algunas de las alternativas para arrancar una idea cuando no se cuenta con capital suficiente son:

  • Socios: Pueden ser familiares o amigos que reciben una participación en las ganancias del negocio a cambio de contribuir con trabajo o con recursos económicos o materiales.
  • Entidades bancarias y banca de desarrollo: Se trata de una de las alternativas más clásicas. Hay que tener bien claro los aspectos más atractivos de la idea de negocio para poder venderla a estas entidades, ya que serán más proclives a prestar más cuanto más posibilidades de éxito tenga el negocio y mayores garantías existan de poder devolver los préstamos. Los bancos ofrecen distintas modalidades de financiación y cada entidad tiene productos diferenciados.
  • Venture Capital: Inversionistas privados que buscan apoyar proyectos innovadores y rentables. Es una buena alternativa cuando no se dispone de capital, pero tiene el mismo problema que la entidad bancaria: hay que aportar garantías serias de que el negocio va a funcionar.
  • Sociedades de Capital Riesgo. Son sociedades que entran en el capital social de la empresa como accionista durante un tiempo determinado aportando también asesoramiento y acompañando al negocio hasta que despega. 
  • Crowdfunding: Una modalidad de financiamiento relativamente novedosa, en la que se reciben cantidades pequeñas de un grupo grande de personas que apoyen la idea de negocio.

Además de estas alternativas, existen otras como:

  • Incubadora de empresas: Se trata de una organización diseñada para asegurar el éxito de una idea de negocio y ayudarla en su fase de gestación. Trabaja a través de una serie de recursos y servicios empresariales que puede incluir alquiler de espacios físicos, capitalización, coaching (asesoría), networking (acceso a una red de contactos). Las incubadoras de empresas, por lo general, son patrocinadas, apoyadas y operadas por compañías privadas, entidades gubernamentales o universidades. Su propósito principal es ayudar a crear y crecer empresas jóvenes dotándolas del apoyo necesario en servicios técnicos y financieros.
  • Aceleradora de empresas: El papel de estas entidades es el de ofrecer a los emprendedores recursos, conocimiento y apoyo a través de programas de trabajo con mentores (mentoring, emprendedores veteranos que asesoran durante todo el proceso de creación), para acelerar el crecimiento del negocio.

Otra de sus características es la de facilitar a los emprendedores contactos de inversores privados que pueden valorar su proyecto.

El último paso de los programas de aceleración es presentar los negocios ‘acelerados’ en foros de inversión para que éstas tengan la posibilidad de obtener la financiación que necesitan. Es decir, la incubadora ayuda en el momento de creación de la empresa, mientras que la aceleradora ayuda a que ésta crezca.

  • Concursos: En estos concursos, los emprendedores presentan sus ideas de negocio para que un jurado decida cuál es la más innovadora o interesante. Aportan visibilidad ante los medios y, por ende, ante el público masivo. Además, también incluyen premios monetarios que ayudar al crecimiento del proyecto y ofrecen programas de mentoring y asesoría. Por lo que también es una alternativa más que interesante para financiar la idea de negocio.

Ya tengo el capital, ¿cómo monto mi empresa?

Este es el momento de elegir qué tipo de forma jurídica queremos ser, física o jurídica, es decir crear una sociedad bien sea anónima, limitada.  (Aquí te dejamos una guía interactiva con todas las formas jurídicas y sus características, para que puedas ver la que mejor encaja con tu idea de negocio y con tu capital)

Trámites Fiscales

Los trámites fiscales se realizan en la delegación de Hacienda correspondiente. Para ello, hay que seguir los siguientes pasos:

Antes de iniciar la actividad empresarial, es necesario realizar la Declaración Censal, que, básicamente, se trata de un resumen de la situación tributaria en la que se encuentra la persona.

Es el momento de presentar el modelo 036 o 037 (guía para conocer todo sobre los modelos 036 y 037). Dependiendo de si la persona debe formar parte o no del Censo de Empresarios, Profesionales y Retenedores. Este modelo puede presentarse tanto presencial como telemáticamente.

El siguiente paso es darse de alta en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) durante el primer mes de inicio de la actividad. En este caso, el modelo a presentar es el 840, donde se define la actividad que se va a desarrollar.

Trámites Laborales

Los trámites laborales, por su parte, se formalizan en la Administración de la Tesorería General de la Seguridad Social.

Es el momento de darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. El emprendedor tendrá que presentar el modelo TA.521 cumplimentado, junto a la fotocopia del alta en el Impuesto de Actividades Económicas y una fotocopia del DNI. (Aquí te dejamos una guía sobre todos los pasos que necesitas dar para ser autónomo). 

Otros Trámites

A partir de aquí, solo queda formalizar una serie de trámites que únicamente son obligatorios para autónomos empleadores o para autónomos que desarrollarán su actividad en un local abierto al público.

Estos trámites también pueden realizarse a través de un Punto de Atención al Emprendedor (PAE), aunque cuentan con sus propios puntos de formalización. (Localiza aquí el Punto de Atención al Emprendedor más cercano a tu ubicación).

En caso de que el ya registrado como autónomo necesite contratar empleados, deberá dar de alta a sus trabajadores en la Seguridad Social. Guía para contratar a tu primer empleado

Por su parte, el autónomo que desarrolle su actividad en un establecimiento abierto al público, deberá formalizar la Licencia de Apertura en su Ayuntamiento, si no lo hace las consecuencias podrían ser funestas.