Es la creadora de los prestigiosos restaurantes Marucho y La Flor de Tetuán

La emprendedora del año es una camarera que alcanzó la excelencia en el difícil sector de la hostelería

Mayte Rodríguez ha sido galardonada como Emprendedora del Año por el jurado de ATA. Esta cántabra, que sigue considerándose una camarera, explica cuáles son las claves del éxito de sus restaurantes Marucho y La Flor de Tetuán en un sector tan complicado como la hostelería.
Mayte Rodríguez y su equipo tras recibir el galardón a la Emprendedora del Año.
Mayte Rodríguez y su equipo tras recibir el galardón a la Emprendedora del Año.
La emprendedora del año es una camarera que alcanzó la excelencia en el difícil sector de la hostelería

El éxito o el dinero pueden ser fáciles de obtener, lo realmente difícil es merecerlo. La Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) parece que no se equivocó al premiar a Mayte Rodríguez, propietaria junto a su marido de dos de los más prestigiosos y conocidos restaurantes de Santander, como la Emprendedora del 2022. Con más de 32 años de trayectoria profesional en la hostelería, esta cántabra reconoce que su éxito en el Marucho y en La Flor de Tetuán está ligado a su curiosidad y energía cuando era una simple camarera: “no quiero dejar de aprender nunca”.

Mayte, al igual que muchos jóvenes de nuestro país, encontró en la hostelería su primera oportunidad laboral. “Yo me formé como peluquera, pero ese camino no pudo culminarse. Cada verano trabajaba en un restaurante haciendo tres turnos al día como camarera y ahí comenzó mi pasión por el servicio y trabajar de cara al cliente”, explicó Rodríguez.

Ella se define a sí misma como “una camarera con empresa propia que trabaja para ser una gran anfitriona”. Ya fuese fregando platos, limpiando chipirones, sirviendo cafés o atendiendo a los clientes, Mayte se enamoró por completo de la hostelería y de la satisfacción que da ofrecer un servicio excelente a los clientes. “Hice de todo lo que un camarero podía hacer. No me daba asco nada. Al contrario, cada hora invertida y cada tarea me enseñaban una arista más de la hostelería. Conocimientos que, sin duda alguna, implantaría el día que montara mi propio restaurante”, añadió Rodríguez.

Actualmente, Mayte y su marido Elías Saiz, son propietarios del restaurante Marucho y la Flor de Tetuán en la ciudad de Santander, locales internacionalmente reconocidos por su calidad gastronómica especializada en pescados y mariscos y por un aplaudido servicio del que Maite es su protagonista. “Yo sigo tomando las comandas y cuando no estoy, me gusta que mis empleados tengan las mismas ganas y aptitudes que yo”, valoró la emprendedora premiada por ATA.

Al concluir cada jornada, Mayte se seguía formando en hostelería. “El éxito son horas y dedicación. No hay ninguna fórmula mágica. Yo sólo quiero ser la mejor en lo que hago y es lo que intento”, aseguró. “Si por ejemplo venía un técnico a arreglar la cafetera, un lavavajillas o similares al negocio, yo metía el morro para saber qué era lo que no funcionaba”. Al final, explicó la emprendedora, conocer todos los posibles de un negocio también ayuda a abaratar costes. “La próxima vez, si no era una avería importante, te ahorras llamar al técnico. Todos sabemos que la hostelería es muy volátil y cualquier gasto cuenta”, concluyó Rodríguez.

Labor y dedicación: la clave del éxito en la hostelería

En el año 2006, Mayte abrió el restaurante Marucho. Una "pieza de amor" buscada con mimo por ella y su marido Elías. Tardaron muchos años en pensarse comprar un local. Ahorraron, trabajaron sin descanso y poco a poco su hucha se colmó lo suficiente – tras muchos sacrificios - como para poder afrontar dicha inversión.

“Cuando alguien quiere montar un restaurante tiene una idea fija en su cabeza. Te puedes centrar en un servicio sencillo, familiar o de alta categoría. En el Marucho mezclamos el ambiente familiar con un producto de excelente categoría. Mi marido es cocinero y proviene de una familia dedicada al mar. Trabajando un buen producto y siendo un buen anfitrión, nadie puede salir descontento de un restaurante”, enfatizó la propietaria del restaurante.

En el Marucho, Mayte y Elías comenzaron a cosechar éxitos. Sus estudios y competencias adquiridas a lo largo de los años daban sus frutos. Sin embargo, siempre tuvieron la espinita clavada de dar el salto a un restaurante de alto standing: en 2017 nace la Flor de Tetuán. De nuevo gastaron todos sus ahorros. Empezar nuevo de cero te obliga a renovar todo tu aprendizaje”, agregó.

La propietaria cántabra reconoce ser mortal y que el éxito no está en los números. “Durante la pandemia lo pasamos fatal igual que todo los sectores. Tuvimos que arrimar más el hombro. A principios del desconfinamieto, éramos mi marido y yo quienes tirábamos del carro, sin camareros ni nada”, expresó.

Cada crisis, explicó la emprendedora tiene dos caminos: o te hundes o te reformas. Gracias a la pandemia la propietaria del Marucho y la Flor de Tetuán renovó sus conocimientos y aprendió todo lo que debía saber sobre digitalización para prestar un servicio más seguro y cercano a los clientes. “Yo siempre fui de tomar nota o reservas en papel. Ahora lo hago todo por correo. Eso son los detalles que te hacen cambiar y mejorar en los malos momentos”, expresó Rodríguez.

Para Mayte, independientemente de la guerra o el aumento de costes fijos, el plan sigue siendo el mismo: liderar tu negocio. “Si yo soy capaz de hacerlo con más de 50 años tú también eres capaz de hacerlo. Yo delego hasta donde puedo. Pero me sigue encantando liderar la sala, comandar, ver la satisfacción en la cara de los clientes. Creo que ese es el auténtico éxito”.